Subí lentamente la colina
al llegar arriba, alce la vista
la bóveda celeste me cubría
lucían multitud de estrellas
alargué mi mano abierta
buscando tocar, acariciar
la más brillante de ellas
su luz entro en mi sangre
me recorrió en un instante
sentí el amor en esencia
felicidad y paz infinita
aparte la mano asustado
de tan vivo sentimiento
y esa luz se desvaneció
me inundo inmensa tristeza
un vacío al sentir su perdida
de mis lagrimas nacieron
nuevas estrellas, cada una
contiene un pequeño destello
de esta, la primera estrella
y en mi profundo recuerdo
sigo notando su ausencia
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